Un 24 de julio, pero de 1936, uno de los fundadores del Nacional Sindicalismo, el camarada Onésimo Redondo, entregaba su vida en combate en los campos de Castilla.

Tanto en lo intelectual como en lo político, la vida de Onésimo fue extremadamente intensa. A los 23 años y recién licenciado en derecho, inicia su labor en defensa del campesinado como líder del Sindicato de Cultivadores de Remolacha de Castilla la Vieja. Funda las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica y publica el semanario «Libertad». Entra en contacto con Ramiro Ledesma y participa en la revista «La Conquista del Estado». Su indudable afinidad revolucionaria desemboca primero en la unión con las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas -JONS-, y posteriormente en la fusión de éstas con la Falange Española que lideraba José Antonio.

Exiliado en Portugal en 1932 por su participación en la sublevación de Sanjurjo regresó a España en abril de 1933. Su actividad política le señalaba frente a la antiEspaña que se hacía con el poder en febrero del 36. Por ello, el Frente Popular apenas tardó en encarcelarlo, lo hizo en marzo de 1936. Al ser liberado con el Alzamiento Nacional marchó al frente donde encontró la muerte a los pocos días.

Una vida apasionante finalizada con sólo 31 años y dejando viuda e hijos. Un ritmo vertiginoso sólo al alcance de los genuinos revolucionarios que son capaces de levantar a los pueblos para conquistar la Justicia y recuperar el destino de sus Patrias.

La Hermandad Nacional de Vieja Guardia junto a nuestra Jefatura provincial en Valladolid rindió homenaje a tan excepcional español. Por la mañana acudimos donde descansan sus restos mortales para depositar las cinco rosas, rezar la oración a los caídos y gritar desde las entrañas un sincero ¡¡¡PRESENTE!!!.

En el acto tomó la palabra el presidente de Vieja Guardia, camarada Carlos Batres, para hablarnos de la figura de este castellano sin igual.

Por la tarde nos desplazamos al pueblo segoviano de Labajos, lugar donde encontró la Gloria en un enfrentamiento con una columna anarquista. En el monumento que allí se levantó volvimos a homenajearle como marca nuestro sobrio rito. En esta ocasión fue nuestro Jefe Nacional, Manuel Andrino, quién pronunció unas valientes y combativas palabras dirigidas a llevar el ejemplo de Onésimo, Caudillo de Castilla, al día a día de los falangistas.

Camarada Onésimo Redondo Ortega

¡¡¡PRESENTE!!!